La salvaje represión de Maduro en Venezuela



PURGATORUM

Las criaturas y el Juicio Final


Declaración de Chapultepec. Una prensa libre es condición fundamental para que las sociedades resuelvan sus conflictos, promuevan el bienestar y protejan su libertad. No debe existir ninguna ley o acto de poder que coarte la libertad de expresión o de prensa, cualquiera sea el medio de comunicación.

Resultado de imagen de Declaración de ChapultepecSIP. Porque tenemos plena conciencia de esta realidad, la sentimos con profunda convicción y estamos firmemente comprometidos con la libertad, suscribimos esta Declaración, con los siguientes principios:

➨ No hay personas ni sociedades libres sin libertad de expresión y de prensa. El ejercicio de ésta no es una concesión de las autoridades; es un derecho inalienable del pueblo.

➨ Toda persona tiene el derecho a buscar y recibir información, expresar opiniones y divulgarlas libremente. Nadie puede restringir o negar estos derechos

➨ Las autoridades deben estar legalmente obligadas a poner a disposición de los ciudadanos, en forma oportuna y equitativa, la información generada por el sector público. No podrá obligarse a ningún periodista a revelar sus fuentes de información.

➨ El asesinato, el terrorismo, el secuestro, las presiones, la intimidación, la prisión injusta de los periodistas, la destrucción material de los medios de comunicación, la violencia de cualquier tipo y la impunidad de los agresores, coartan severamente la libertad de expresión y de prensa. Estos actos deben ser investigados con prontitud y sancionados con severidad.

➨ La censura previa, las restricciones a la circulación de los medios o a la divulgación de sus mensajes, la imposición arbitraria de información, la creación de obstáculos al libre flujo informativo y las limitaciones al libre ejercicio y movilización de los periodistas, se oponen directamente a la libertad de prensa.

➨ Los medios de comunicación y los periodistas no deben ser objeto de discriminaciones o favores en razón de lo que escriban o digan… Ampliar lectura.


No existe la Ideología de género, acaso se refieren a la orientación de género. Quizá sea la identidad de género, un concepto básico para una educación con valores, que hará de los niños más tolerantes, con menos prejuicios, y con mayores libertades para valorar al prójimo y a sí mismos. Tal como el propio Cristo, de estar entre nosotros, hubiese querido de todos quienes suelen llamarse hijos del padre.

LR. La homosexualidad no es ninguna patología. La Asociación Psiquiátrica Americana eliminó en 1973 la homosexualidad de su lista de desórdenes psicopatológicos.

Sexo es un término biológico definido por las características físicas externas e internas del cuerpo humano como los genitales, cromosomas sexuales.

En tanto que el género es la construcción de la identidad basada en lo cultural, social y mental de la persona.

En cuanto a la ideología de género, las ciencias sociales no la conciben. Lo que sí está en las ciencias sociales, es la orientación de género.

Adjudicar el término ideología a un concepto científico en realidad implica una distorsión que solamente proviene de concepciones fundamentalistas, religiosas o de intenciones políticas que tergiversan el verdadero sentido del término género", precisó la especialista… Ampliar lectura.


Figari ya era un psicópata y acosador en los sesenta, antes de fundar el Sodalicio.

El Ojo de Mordor. La fiscal María del Pilar Peralta Ramírez, de la 26ª fiscalía provincial de Lima, cuya incompetencia e indolencia son tan grandes como su credo religioso, tampoco se preocupó en hurgar sobre lo que hacía Figari antes de fundar el Sodalitium, algo que considero capital para comprender el fenómeno. De haberlo hecho, se habría topado con que el susodicho ya tenía la pulsión del predador. Existen testimonios, en Caretas, por ejemplo, que documentan que Figari, con el pretexto de preparar a adolescentes para ingresar a la universidad, se los llevaba a una suerte de “retiro académico” de dos meses a su casa en San Bartolo. Y ahí les obligaba a dormir en ropa interior, para luego despertarlos a medianoche, y se metía en la ducha para observarlos. Entre otras cosas, imaginarán. Entonces, si Figari ya era un psicópata y acosador en los sesenta, antes de fundar el Sodalicio, cuando lo hizo, en diciembre de 1971, ¿no lo creó pensando en formar una fachada religiosa para continuar abusando de menores de edad?... Ampliar lectura.


"La captura del siglo: la verdadera historia"

Serie: "DEFOLIANDO MARGARITAS"

"La captura del siglo: la verdadera historia" - Parte 1.

«Fuego. Ausente inimaginado de luz y calor, al cual, aun el pedernal imposible es de dar forma sin la comparecencia del leño. Preconizado leño incorpóreo, de altares y piras purificadoras imaginadas, que el frío extremo y la enceguecedora obscuridad, pronto convierten en puñado de cenizas al contacto con la llama».

Resultado de imagen para EQUIPO DEL GEIN

En marzo de 1990, en plena confrontación de las elecciones generales, se creó el Grupo especial de Inteligencia (GEIN). Imagen: Redacción La Mula

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De cómo se gestó la caída de Sendero y con ella, la consecución de la tan anhelada Paz...

“…la captura de Guzmán sorprendió a las altas esferas del gobierno, que no se encontraban al tanto de la ejecución de la operación. La puesta en ejecución de la operación… no fue consultada ni informada al Presidente de la República, al Ministro del Interior o coordinada con el SIN. Incluso, Fujimori —que según la revista Sí se encontraba pescando cerca de Colombia—, volvió a Lima el día 13, un día después de la captura, y no ofreció declaraciones a los periodistas sino hasta las 11:30 de la noche en que dirigió un mensaje a la nación y presentó las primeras imágenes de Guzmán. No obstante, el día anterior, la DINCOTE se había encargado ya de propalar la noticia del éxito policial sin esperar el aval o autorización del Gobierno”.

La disputa de la autoría de los éxitos policiales.

Como señalaba el semanario “Sí” el 15 de septiembre de 1992 a propósito de la captura (De Abimael Guzmán), hasta entonces el jefe de Estado había dado repetidas muestras de que su base principal de poder eran los militares y, en especial, el Ejército.456 Asimismo, la militarización de la estrategia contra subversiva entregó el mando absoluto del conflicto al Comando Conjunto y los decretos traspasaron gran parte de las funciones policiales al Ejército. Por ello, la captura de Guzmán sorprendió a las altas esferas del gobierno, que no se encontraban al tanto de la ejecución de la operación. La puesta en ejecución de la operación «Capitán PNP Carlos Verau Asmat» no fue consultada ni informada al Presidente de la República, al Ministro del Interior o coordinada con el SIN. Todas estas instancias continuaban sus actividades regulares previstas para dicho día.457 Incluso, Fujimori458 volvió a Lima el día 13 y no ofreció declaraciones a los periodistas hasta las 11:30 de la noche en que dirigió un mensaje a la nación y presentó las primeras imágenes de Guzmán. No obstante, el día anterior, la DINCOTE se había encargado ya de propalar la noticia del éxito policial sin esperar el aval o autorización del Gobierno. A pesar de ello, el sorprendente éxito fue presentado como resultado de una nueva estrategia del gobierno.459
La certidumbre de que la captura de Abimael Guzmán Reinoso (y otras anteriores, como la de Víctor Polay Campos) fue un éxito policial no vinculado a una nueva estrategia contra subversiva y aprovechado por el Gobierno fue expresada en esos días en los editoriales de varios medios y en algunas columnas de opinión. Al respecto, cabe citar extractos de la editorial de la revista “Caretas” (1228, 17 de septiembre de 1992), «Paradojas», a propósito de la captura:

[...] a Guzmán lo captura la policía, institución que desde el 28 de julio de 1990 sufría los embates retóricos y prácticos del jefe de Estado. En un afán de acercarse al Ejército, el nuevo presidente había explotado viejas rivalidades y celos nombrando ministros del Interior militares, reduciendo presupuestos y desarticulando unidades especiales creadas durante el gobierno anterior. [...] Tercera paradoja: uno de los pocos equipos que sobrevivió a las purgas gubernamentales fue la DINCOTE, unidad que al rastrear a Guzmán ha entregado al Ing. Fujimori un resonante triunfo político que, por cierto, él se apresura a explotar. Cuarta paradoja: Sendero ha sufrido un golpe devastador, pero los poderes dictatoriales asumidos por el ingeniero el 5 de abril en nada han contribuido a conjurar el peligro insurgente. Por el contrario, las acciones violentas aumentaron pavorosamente desde el golpe. La detención del jefe senderista, en cambio, fue realizada usando métodos policiales clásicos y en condiciones perfectamente compatibles con una democracia. Lo mismo se puede decir del arresto de Víctor Polay, el jefe del MRTA, semanas atrás.
Las capturas constituyeron un aporte fundamental para conseguir la derrota estratégica de la subversión y el terrorismo, que se traducirá en la disminución progresiva de acciones. En especial, la captura de Abimael Guzmán Reinoso generará envidia y celos, tanto en unidades de la misma policía como en los institutos armados y sus servicios de inteligencia. Especialmente la osadía de golpear sin previa consulta y propalar la noticia por cuenta propia no sería perdonada a estos policías. Por ello, meses después de estos publicitados logros, diversos miembros de la DINCOTE serán reasignados a otras unidades y labores de acuerdo a los nuevos intereses del Gobierno.

452 Que incluía también métodos de inteligencia y análisis de documentación.
453 Para mayores detalles, véase APOYO 1992.
454 Palacios, Reyes, Jhon Caro, Vidal, Jiménez, Miyashiro, entre otros, incluyendo también a los miembros del EQ.EC-PNP/CVR.
455 Desco. Resumen Semanal, 686, 9-15 de septiembre de 1992.
456 Ibídem.
457 Ibídem.  
458 Sí informaba que éste se encontraba pescando cerca de Colombia. Otros medios refieren que se encontraba en Iquitos cumpliendo actividades programadas de ayuda social a comunidades nativas de la amazonía (Desco. Resumen Semanal, 686, 9-15 de septiembre de 1992).
459 En efecto, en su mensaje a la nación del 13 de septiembre, Fujimori sostuvo lo siguiente: «Tenemos que estar convencidos que con esta nueva estrategia y con nuestra firme voluntad de vencer vamos a derrotar a un enemigo que ahora se hace cada vez más visible» (Desco. Resumen Semanal, 686, 9-15 de septiembre de 1992).
460 CVR. Entrevista. 12 de diciembre de 2002. Teniente general PNP (r). De la mano a la eficacia policial demostrada por miembros de la ex PIP de la DINCOTE, durante diversos años la imagen de la institución se fue deteriorando por sus «malos elementos», vinculados a redes de corrupción de diverso tipo.
461 CVR. Entrevista. 18 de febrero de 2003. EQ.EC-PNP/CVR.  
[Extracto de “Los actores armados: La disputa de la autoría de los éxitos policiales. (pág. 157 – 158) del Tomo II, Capítulo 1 del Informe final de la Comisión de la Verdad... (Primera entrega)]

La Reorganización Policial fue fundamental para darle otro rostro a la Lucha Antisubversiva.

"De cómo en aquellos años inciertos de inicio de la violencia encontrábamos que no solo las altas esferas políticas sino nuestras propias fuerzas del orden se hallaban desorientadas totalmente de un fenómeno sin precedentes cuyo niveles fanatismo contrastaba enormemente con esa periodicidad cíclica con la que concurrían los movimientos sociales. Ello nos enrostraría más adelante, de toda su virilidad y contundencia que su anonimato facilitaba. A la falta de preparación estratégica, se le sumaban una serie de deterioros y rencillas internas producto de una composición deficiente en la estructuración de tres estamentos policiales (GC, PIP, GR), entes poli funcionales de cuya tendencia predominante de la primera sobre las otras dos, y de la disconformidad manifiesta de estas, no se despojarían sino hasta aquel conato de sublevación de la Guardia Civil, y el salto al protagonismo de la Policía de Investigaciones, con el conflicto interno en pleno crecimiento y unos niveles de corrupción que rebasaban todos límite de tolerancia".

Las Fuerzas Policiales en el Inicio de la Violencia

Las Fuerzas Policiales fueron las primeras organizaciones del Estado en ser atacadas sistemáticamente por el terrorismo del Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso (PCP-SL). Para apropiarse de la autoridad local, la estrategia subversiva empezó por destruir la escasa presencia del Estado en los pueblos andinos y la débil conexión de los servicios estatales, en especial de la policía, con esa sociedad. Los campesinos de la sierra central no estaban acostumbrados a hacer valer sus derechos individuales mediante el sistema legal ni mucho menos mediante el recurso a la policía. Los ataques del PCP-SL a la policía no provocaron, pues, rechazo masivo por parte de los pobladores de las zonas de emergencia. El Estado respondió cambiando a los policías preventivos y de vigilancia por patrullas policiales contra subversivas, entrenadas para destruir a un enemigo y amedrentar a sus colaboradores y no para proteger a la población y sus derechos. A poco de iniciada la ofensiva del PCP-SL, el rostro de la policía cambió rápidamente en la zona de emergencia y se limitó a la represión, la persecución, la captura y el interrogatorio.
Asimismo, a lo largo de veinte años y conforme se expandían los Comandos Político Militares, la policía fue sometida por el Estado a la autoridad de las Fuerzas Armadas y reducida a la función de fuerza auxiliar. Los investigadores policiales tuvieron que ingeniarse nuevos métodos para seguir practicando su oficio con muy pocos recursos, mientras las Fuerzas Armadas y sus servicios de inteligencia recibían [todo] el reconocimiento. Pese a todo, el trabajo de los investigadores produjo avances centrales en la lucha contra subversiva, los cuales —como se mostrará en este estudio— no se derivaron de la estrategia elaborada por las Fuerzas Armadas, ni mucho menos del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN). 
[Tomo II, Capítulo 1, “Los actores armados: Las fuerzas policiales”. (pág. 99), Informe final de la Comisión de la Verdad].

La Reorganización Policial.

Los niveles de corrupción entre las Fuerzas Policiales habían llegado a extremos vergonzosos 242 y el clamor popular exigía una moralización al interior de ellas. En su discurso inaugural del 28 de julio de 1985 —cuando era ya evidente la gravedad de esta situación—, el presidente Alan García señaló que solicitaría al Congreso las facultades a fin de reorganizar las Fuerzas Policiales con la finalidad de «restaurar la confianza de la gente».243 Como resulta evidente, la reorganización policial propuesta intentaría básicamente detener el acelerado proceso de corrupción policial a todo nivel. Pero, además de moralizar, la reforma también se consideró necesaria para acabar con las eternas disputas entre la GC, la PIP y la GR.244
La decisión de emprender una reforma estaba en marcha. La transferencia del mando y el ingreso al Ministerio del Interior no hicieron más que confirmar la necesidad de la misma. Realmente, la situación de las Fuerzas Policiales en esos años era alarmante. Frente a todos los problemas mencionados, el esfuerzo policial estaba [...] diluido, porque no había unidad de comando, porque además había cuatro instituciones [...] Cada una se manejaba por su lado, se enfrentaban unas con otras. En fin, realmente la situación era dramática. [...] Las fuerzas policiales en ese momento no tenían ningún tipo de equipamiento. [...] Y eso es lo que nosotros encontramos, de los diez [patrulleros], seis funcionaban a medias y dos ya se habían caído otra vez. Con esto es que nosotros hemos iniciado el esfuerzo. No había comunicaciones. No había informática, que era algo imprescindible en ese momento. Es decir, los sueldos eran pésimos, no había beneficios para los elementos de la policía. Esta fue la realidad en la cual nosotros iniciamos este esfuerzo, dentro de lo cual estaba el tema del terrorismo.245
A escasos días de anunciada la reorganización, un escándalo público de enormes proporciones confirmaría la necesidad de ésta. El 2 de agosto se conoció que una organización de narcotraficantes encabezada por Reynaldo Rodríguez López, descubierta a raíz de la explosión de un laboratorio clandestino situado en Surco, estaba protegida por una serie de ex altos jefes de la Policía de Investigaciones del Perú, entre los que figuraban el general y ex director superior de dicha institución, Eduardo Ipinze Rebatta.246 Finalmente, la situación de corrupción generalizada incubada por años en la PIP, a la que nos refiriéramos en un inicio, estalló.247
El 14 de agosto de 1985, el Gobierno dispuso la reorganización de las Fuerzas Policiales mediante la ley 24294. Ésta otorgaba pleno poder al Ejecutivo para «reformular los cuadros de asignación de personal de empleados civiles y de efectivos, tanto del ministerio del interior como de las fuerzas policiales y reestructurar sus respectivos presupuestos analíticos, modificar y recategorizar las plazas presupuestadas... Asimismo, establecía que el ente encargado de llevar a cabo la reforma de las Fuerzas Policiales sería una Comisión Organizadora presidida por el ministro del Interior, Abel Salinas...
Una de las medidas más relevantes y recordadas llevadas a cabo durante el proceso de reorganización fue la destitución y pase al retiro de un gran número de oficiales y personal subalterno. El artículo tres de la ley 24294 facultaba a la Comisión Organizadora a cesar de manera definitiva a cualquier miembro del personal policial en todos los rangos. Por ello, se dio de baja a un gran número de miembros de los tres institutos policiales alegando que el propósito era desburocratizar las instituciones policiales y hacerlas más efectivas.248 El ministro del Interior Abel Salinas precisó también que algunos jefes pasados al retiro continuarían siendo investigados por la Comisión Reorganizadora y por sus propias instituciones a raíz de las denuncias presentadas en su contra.249 El problema fue que los criterios empleados en esta depuración no siempre fueron objetivos o con conocimiento cabal de la situación. De esta manera, no sólo se dio de baja a los malos elementos que estaban involucrados en hechos delictivos, sino también a buenos policías...
El 4 de febrero de 1986, el Consejo de Ministros aprobó el decreto legislativo 371, Ley de Bases de las Fuerzas Policiales. Dicha ley será la que regirá el funcionamiento de las Fuerzas Policiales —y a la Policía Nacional después— hasta diciembre de 1999, en que se promulgó una nueva ley orgánica... Un avance importante a considerar es que esta ley resalta —aunque sea formalmente— el carácter profesional no militar de las Fuerzas Policiales (artículo 5)...
Esta ley contempla dos cambios importantes con miras a asegurar una mayor coordinación entre las instituciones que las componen. En primer lugar, se crea un órgano de dirección único, la Dirección General de las Fuerzas Policiales, al tiempo que se mantienen las Direcciones Superiores de la Guardia Civil, la Guardia Republicana y la Policía de Investigaciones como órganos de ejecución...
En segundo lugar, se crearon las direcciones regionales de las Fuerzas Policiales como órganos encargados de coordinar las acciones de las mismas en el área territorial del país a ellas asignadas.252 En otras palabras, se concretó la unificación del comando policial también a nivel regional, que, en adelante, dependería directamente del Director General de las Fuerzas Policiales (artículo 17)...

239En 1984, se conocieron oficialmente 127 casos de secuestro denunciados. Hasta octubre de 1985, se contabilizaron 83 secuestros, producidos casi todos en Lima.
240 A fines de 1984, se hizo público el caso de malversación de fondos, duplicidad de pagos y faltante en la rendición de cuentas de la GC, y se ubicó como responsable a su director, el general Balaguer.
241 Véase Sánchez León (1993) para mayores detalles sobre la composición de las bandas de crímenes y, en general, sobre los «malos policías».
242 Según la Encuesta Anual El Poder en el Perú de 1985 (Debate, 33, julio de 1985), las FFPP aparecían como la segunda institución que peor funcionaba en el país.
243 Como para corroborar lo necesario de la medida, horas después del discurso presidencial, un agente PIP, al parecer ebrio, disparó una ráfaga contra miembros de la GC que custodiaban una comisaría en La Oroya; mató a un Cabo e hirió gravemente a un Alférez y a un guardia de dicha institución policial. Y, el 31 de julio, el jefe de la División de Homicidios de la PIP, Leonel Cevallos, fue relevado de su cargo por presunta vinculación con formas ilícitas de actividades de algunas casas de cambio (Desco. Resumen Semanal, 327, 26 julio-1 agosto de 1985).
244 Sin embargo, como veremos no lo conseguiría.
245 CVR. Entrevista. 24 de octubre de 2002. Mantilla.
246 Desco. Resumen Semanal, 328, 2/8 de agosto de 1985.
247 Véase también el sub capítulo 23, «Narcotráfico, conflicto armado interno y corrupción», del tomo V.
248 El 20 de agosto de 1985 se dio a conocer la decisión gubernamental de dar de baja y pasar al retiro definitivo a 37 generales de las FFPP, 21 de la GC y 16 de la PIP. La decisión de los pases al retiro fue el hecho más destacado desde que se nombró la comisión reorganizadora (Desco.Resumen Semanal, 330, 16-22 de agosto de 1985). El 9 de septiembre, el ministro del Interior Abel Salinas anunció que el Poder Ejecutivo había expedido un decreto supremo en el que se daba de baja a dos generales y cuarenta coroneles de la GC y a seis generales y 78 coroneles de la PIP. (Desco. Resumen Semanal, 333, 6-12 septiembre de 1985).
249 Desco. Resumen Semanal, 333, 6-12 septiembre de 1985.
250 CVR. Entrevista. 23 de agosto de 2002. Coronel PIP (r) Palacios.
251 CVR. Entrevista. 24 de octubre de 2002. Mantilla.  
[Tomo II Capítulo 1, “Los actores armados: La reorganización y la Ley de Bases de las Fuerzas Policiales” (págs. 123, 124, 125), Informe final de la Comisión de la Verdad]

Ante una ausencia total de estrategia antisubversiva, surge la primera división de lucha contra el terrorismo en la PIP.

Las Fuerzas Policiales carecieron de la adecuada inteligencia sobre la organización y las formas de operar del PCP-SL en los primeros años de la violencia. Esto hizo que el PCP-SL ganara tiempo y capitalizara los errores sucesivos, mientras las Fuerzas Policiales actuaban a la defensiva cometiendo una serie de violaciones de los derechos humanos, sobre todo en Ayacucho. A pesar de todos estos problemas en las Fuerzas Policiales, existió una división perteneciente a la Dirección de Seguridad del Estado (DIRSEG) de la PIP que, en estos primeros años y, sobre todo, en los siguientes, lograría resultados constantes en la lucha contra el PCP-SL.
Aproximadamente en febrero de 1981, el comando de la PIP reunió a un grupo de catorce detectives de la especialidad de Seguridad del Estado, a quienes les encomendaron la labor de dedicarse exclusivamente a trabajar en el recojo de información sobre el problema subversivo en desarrollo y la detención de los responsables. Entre los oficiales convocados, se encontraba el mayor Javier Palacios Ortiz, a quien le encargaron la jefatura del grupo por su experiencia en el develamiento de la guerrilla del MIR en 1965. Después de dos meses de trabajo, evaluó que la situación merecía un trabajo más consistente, que requería más personal y un oficial de mayor rango a cargo.157 Luego de la remisión del informe, se decide conformar una división especializada. La promulgación del decreto legislativo 046, el 10 de marzo de 1981, que tipificaba por primera vez el delito de terrorismo, daría el marco legal a la misma, que fue bautizada como División Contra el Terrorismo (DICOTE).158 La DICOTE fue creada como una unidad de tipo operativo (de investigación) dependiente de la DIRSEG. Entonces, no fue concebida propiamente como una unidad de inteligencia. Más bien, seguiría el tipo de desempeño profesional realizado por los policías de la especialidad, aunque dedicados exclusivamente a la labor contra subversiva.
La DICOTE inició sus labores en abril de 1981 con aproximadamente treinta miembros, entre oficiales y subalternos, a cargo del coronel PIP René Jaime Llamosas. Entre ellos, se encontraban los comandantes Limo Urmaneta y La Torre Santillán, así como los mayores Javier Palacios Ortiz, Mario Luque Luque y Huber Sánchez, este último primer encargado del I2 (trabajo de inteligencia de la unidad).159 La unidad fue dividida en dos grupos operativos, bautizados como Alfa y Beta. Se les encomendó iniciar inmediatamente las labores. Sin embargo, no recibieron de parte de sus superiores un diagnóstico acerca del problema ni directivas mínimas sobre cómo hacerle frente al mismo:
El comando de la PIP nos dijo, una vez, que nos [sacó] a ese grupo de Seguridad del Estado: «Ustedes se encargan; van a ver qué problema hay y ustedes van a ver y ven cómo resuelven». Entonces, normalmente, eso sucedía que nosotros mismos teníamos que hacer nuestros planes.160
Esta división no recibió tampoco una adecuada implementación en términos financieros ni logísticos. Su primera sede de trabajo fue ubicada en la Escuela de Instrucción PIP en Chorrillos. Irrisoriamente, iniciaron este importante trabajo con tres escritorios, dos máquinas de escribir, cuatro sillas, seis cajas de cartón y algunos pliegos de cartulina para las tarjetas, con los que el mayor Huber Sánchez161 iría organizando el primer archivo de la unidad —la DICOTE empezó a llenar tarjetas individuales de los sospechosos—.162
A pocos meses de iniciado el trabajo, intempestivamente, el jefe de la división fue cambiado. En su lugar fue nombrado el coronel Héctor Agurto Cisneros. Con el cambio de jefe, la división fue rebautizada y mudada de local.163 Pasaría a ser llamada División de Policía Antisubversiva (DIPAS) y sus miembros serían trasladados a la estación PIP ubicada en la Calle Porta, en el distrito de Miraflores. Las condiciones de trabajo en este nuevo local no cambiarían mucho.
En términos generales, durante los primeros meses de trabajo, la división sufrió una serie de dificultades pues no contaban con información suficiente sobre el tipo de organización que era el PCP-SL y las estrategias que utilizaba. En el fenómeno subversivo desatado, el PCP-SL utilizaba tácticas y estrategias desconocidas para las Fuerzas Policiales, que solamente tenían alguna correspondencia con la experiencia en la lucha contra las guerrillas. El trabajo convencional de la DIRSEG-PIP, que consistía en el seguimiento de líderes políticos y sindicales, no se podía imitar con este fenómeno:

Reinventando estrategias

Lo mismo no se pudo hacer con Sendero, porque ¿dónde estaban y quiénes eran? ¿Cómo trabajaban? ¿Cuáles eran sus territorios? Entonces, nada de eso se conocía. Y sobre todo la clandestinidad en que trabajaban ellos. Ahora Sendero tenía pues una organización, por un lado, digamos, lo hemos dicho, [de tipo] molecular; y, por otro, el mismo comportamiento de sus elementos, de sus militantes era pues, de una convicción acerada, de tal manera de que cuando a veces eran intervenidos por la policía, que estaba acostumbrada a utilizar el interrogatorio, de diversas maneras, 164 no les surtía efecto, porque no hablaban absolutamente.165
Sin un diagnóstico claro al respecto, resultaba muy difícil planificar el trabajo. Empujados por las circunstancias la estrategia principal de la división consistió, desde el inicio, en «aprender del enemigo».166 Los primeros meses fueron críticos, pues actuaban casi a ciegas. A pesar de todo, con el tiempo lograron contar con algunos miembros del PCP-SL que aceptaron ser informantes o de los cuales pudieron obtener información. El primero en importancia fue un obrero de la zapatería Rossi, en el Rímac, conocido como «Carmelón». Una vez detenido, les contó detalladamente cómo se organizaba y operaba el PCP-SL. Apoyados por agentes experimentados como el suboficial Lázaro Molina,167 empezaron a:
«diseñar, comenzamos hacer los cuadritos [...] a saber que habían zonales, sectores, sub sectores, células, responsables políticos, responsable militar, activistas, militantes, cuadros, dirigentes [...] recién comenzamos a focalizar cómo realmente era la organización».168 Más adelante, las conversaciones con Luis Kawata, ex militante del PCP-SL,169 permitieron a la DIPAS profundizar el nivel de conocimiento sobre la forma de organización de PCP-SL, CVR.170
La obtención de información se restringía casi exclusivamente a la que pudiesen obtener mediante los detenidos y la documentación que requisaban, con las limitaciones propias de un trabajo institucional que no enfatizaba la coordinación y retroalimentación de fuentes de información. Dentro de la PIP, los celos entre direcciones —comandadas por oficiales rivales— no aseguraban una complementariedad adecuada en el trabajo de recojo de información sobre la subversión. La DIRIN —preocupada en extender su red de corrupción— y la DIRSEG no trabajaron juntos en una situación particular como ésta.171 Menos aún se preocuparon por apoyar la labor de la naciente división, ubicada en una sede aislada.
A pesar de algunos problemas de relaciones con otras unidades PIP, el personal de la DIPAS apoyaría, desde un inicio, la labor de los departamentos de Seguridad del Estado en investigaciones relacionadas con delitos de terrorismo. Por ejemplo, en septiembre de 1981, agentes de la DIPAS viajaron a la ciudad de Huamanga en Ayacucho para apoyar las investigaciones en torno del caso del ataque del PCP-SL, el día 16, contra la tienda de abarrotes La Pequeñita, durante el cual fue asesinada su propietaria.
La situación de la nueva unidad mejoraría sobre todo a partir de 1982 con los cambios de oficiales en la PIP. Mientras el comando institucional era asumido por el teniente general Rómulo Alayza, la jefatura de la DIRSEG fue asumida por el general Guillermo Rivarola. El coronel Agurto, jefe de la DIPAS, fue pasado al retiro. En su reemplazo, Rivarola nombró como nuevo jefe al Coronel Víctor Gastelú. La DIPAS sería rebautizada nuevamente como División Contra el Terrorismo (DICOTE) y, finalmente, se trasladaría a trabajar a la sede de la DIRSEG, en las instalaciones de la Prefectura en la Avenida España. No obstante, la mudanza de local no aseguró una mejora en las condiciones de trabajo para el personal. Para la DICOTE, fue asignado un sector del edificio que constaba de tres ambientes, conocido popularmente entre los policías como «el gallinero».
Durante varios meses, tuvieron un solo anexo telefónico y ninguna radio. No contaron ni siquiera con un vehículo; menos aún, aunque parezca increíble, con un calabozo. Estas condiciones constituían en sí mismas un abuso no sólo para el personal de la unidad, sino también para sus detenidos pues hacía difícil prevenir otro tipo de atropellos comunes a la labor policial normal.
A pesar de sus condiciones de trabajo y utilización, sin duda, de algunos métodos de interrogatorio ilegales —que al ser parte de las prácticas institucionalizadas de nuestras Fuerzas Policiales eran vistos como normales—172 durante los meses siguientes, la DICOTE se convertiría en la única unidad de defensa del Estado que logró resultados constantes y consistentes en la lucha contra el PCP-SL. El personal de la DICOTE no contaba con alicientes para un trabajo arduo y que ponía en riesgo sus vidas. A pesar de ello, darían muestras de su vocación y capacidad profesional. Sin mayores incentivos y bajos sueldos, los oficiales y parte del personal subalterno trabajaban con frecuencia jornadas sucesivas de más de doce horas diarias.
«Oficiales como el entonces comandante Javier Palacios tenían simultáneamente a varios dibujantes haciendo diagramas de la organización y funcionamiento de Sendero, dirigían a los que leían y trataban de analizar los manuscritos capturados, tomaban exámenes a los oficiales sobre el significado preciso de la terminología senderista, y participaban en la planificación de nuevos operativos» (Gorriti 1990: 313).
Paulatinamente, con tenacidad, irían progresando en su trabajo. El trabajo de la DINCOTE fue sacrificado. Desde el inicio mismo de la violencia, fue considerada por muchos policías como una unidad de castigo, por lo que «desplazaban personal que de una u otra manera tenía problemas o porque sus servicios no eran requeridos en otras unidades» (DIRCOTE 2003).173 Efectivamente, además del riesgo que suponía dicho trabajo, servir en Seguridad del Estado fue uno de los destinos menos favorecidos en la PIP desde el inicio de la violencia.
«La razón era simple: nadie se hacía rico en seguridad. [...] Por eso, los oficiales que permanecían en el área de seguridad año tras año debían sus destinos a tener enemigos muy poderosos o a una real vocación por su trabajo. Estos últimos, con pocas variaciones, estaban entre los oficiales más inteligentes de su institución, y uno de los aciertos de Gastelú fue rodearse de un buen número de ellos» (Gorriti 1990: 312).
154 Hacia el 17 de diciembre llegaron más policías en dos aviones Búfalo de la FAP. Por otro lado, hacia fines de año, se compró una flotilla de helicópteros destinados exclusivamente para el uso de la GC y los sinchis empezaron a usar FAL (Caretas, 20 de diciembre de 1982).
155 Artículo 231 de la Constitución Política del Perú de 1979.
156 Coronel PIP (r) en Seminario interno PNP, 2002.
157 CVR. Entrevista. 23 de agosto de 2002. Coronel PIP (r) Palacios.
158 Formalmente, la PIP investigaba delitos. Cada vez que se tipificaba un nuevo delito, la PIP debía crear una unidad de investigación especializada para hacer frente al mismo (investigar y detener a los responsables).
159 CVR. Entrevista. 20 de marzo de 2003. Coronel PIP (r) Palacios.
160 CVR. Entrevista. 23 de agosto de 2002. Coronel PIP (r) Palacios.
161 El Mayor Huber Sánchez se había especializado en el trabajo de inteligencia policial en la ex URSS, durante los años setenta.
162 CVR. Entrevista. 23 de agosto de 2002. Coronel PIP (r) Palacios. Con los años, llegaría a tener más de cinco mil tarjetas.
163 Ibídem.
164 Los malos tratos y la tortura como parte del interrogatorio eran prácticas arraigadas en las FFPP.
165 CVR. Entrevista. 30 de septiembre de 2002. Teniente general PNP (r) Vidal.
166 CVR. Entrevista. 23 de agosto de 2002. Coronel PIP (r) Palacios.
167 Reconocido como uno de los «maestros» de la unidad
168 CVR. Entrevista. 23 de agosto de 2002. Coronel PIP (r) Palacios.
169 Kawata fue un opositor de Guzmán dentro del PCP-SL y se separó del partido antes de la declaración del ILA. Su detención misma por la DIRSEG el 24 de febrero de 1981 denotaba lo desinformados sobre el PCP-SL que los policías seguían estando.
170 CVR. Entrevista. 23 de agosto de 2002. Coronel PIP (r) Palacios.
171A esto se añadían las rivalidades existentes entre los órganos del sistema nacional de inteligencia en general.
172 Gorriti (1990) sostiene una idea interesante. Sin dudar de que los agentes de la DIRCOTE hayan utilizado la tortura como parte del interrogatorio, señala que ésta fue practicada durante los primeros tres años de la guerra en medida inferior a la empleada en otras unidades de la PIP.
173 Para que esto no afectara su funcionamiento, algunos oficiales de experiencia optaron por tener sentados en una banca todo el día a este tipo de policías, hasta que se aburrían y se iban (CVR. Entrevista. 23 de agosto de 2002. Coronel PIP (r) Palacios). En otros casos, se enrumbó a los policías: «O sea, la viveza, encaminarlo en su positivo» (CVR. Entrevista. 16 de septiembre de 2002. Coronel PNP Jiménez).
[Tomo II; Capítulo 1, Los actores armados: El cómo se aprende en la cancha: 156 la primera división de lucha contra el terrorismo en la PIP; (págs. 109, 110, 111, 112), IFCVR]

Entre la precariedad y la carencia, se abre paso la mística

“Cuando la horizontalidad se atreve e impone la virtud, la habilidad y la capacidad al jerarquismo absolutista y peonezco que mutila todo asomo de iniciativa: aun en medio de la precariedad y la carencia, se abre paso la mística”.

Dirección Contra el Terrorismo (DIRCOTE-PIP). Sus idas y sus venidas.

Mientras los militares ingresaban a Ayacucho, la DICOTE proseguía sus labores normales en Lima sin estar ajena a los conflictos interinstitucionales. Una vez más, el cambio anual de oficiales determinaría modificaciones en la situación de esta unidad policial. En enero de 1983, la dirección de la PIP sería asumida por el general Rodolfo Ballesteros. Ballesteros conocía ya de la reputación que la DICOTE había ganado en el año previo y que se había traducido en réditos para el director de la DIRSEG, Guillermo Rivalora. Éste «se había transformado en el único mensajero de buenas nuevas con que contaba el gobierno y tanto José Gagliardi [ministro del Interior] como, sobre todo, López Martínez empezaron a tener contacto directo cada vez más frecuente con él soslayando de hecho al jefe de la PIP» (Gorriti 1990: 313). Por esta razón, Ballesteros consideró prudente iniciar un trámite para ascender a la división al mismo nivel que DIRSEG, ya que temía ser menoscabado frente al Gobierno por su director. Por la resolución ministerial 140-83-IN/PI del 5 de julio de 1983, se establece que la DICOTE (también llamada aún DIPAS) adoptaría la categoría y denominación de Dirección Contra el Terrorismo (DIRCOTE). Ésta funcionaría como «[un] organismo especializado de ejecución de la Policía de Investigaciones del Perú, con la misión de investigar y denunciar los delitos de terrorismo y toda forma de acción subversiva, de acuerdo a ley» (DIRCOTE 2003). El primer jefe de esta dirección fue el general PIP Augurio Saldívar Campos, quien la comandó hasta diciembre del mismo año.

En este año, el trabajo previo de la unidad mostraría los primeros logros de trascendencia, aunque todavía en medio de dificultades. Los detectives habían alcanzado un conocimiento mayor acerca de cómo funcionaba y operaba PCP-SL, por lo menos en Lima Metropolitana.202 La dirección llegaría a contar en el transcurso del año con aproximadamente 150 agentes. El trabajo esencial de la unidad estaría a cargo de cinco grupos operativos llamados Deltas, conformados cada uno con diez a quince miembros. El resto del personal estaba asignado a cumplir trabajos básicos para el funcionamiento de toda unidad: archivo, administración y apoyo técnico. Adicionalmente, se organizó un grupo especial para intervenciones públicas.203

En 1983, la DIRCOTE capturó a los integrantes de cinco destacamentos especiales del Comité Metropolitano, incluyendo a su mando político, un estudiante de la Universidad Nacional de Ingeniería llamado Alcibíades Chávez Díaz.206 Esto sucede después del atentado perpetrado por los mismos al local principal de Acción Popular el 22 de octubre, el día que se iba a realizar el Plenario General Departamental de Lima. Como consecuencia del mismo, muere un agente de seguridad y tres miembros de AP quedan heridos. Investigando lo acontecido, un alférez de la DIRCOTE logra capturar a Chávez Díaz, que tenía todas las cartas de sujeción del «Metro». Éste fue un duro golpe para el Comité Metropolitano. Se prosiguió luego con las capturas de importantes cuadros de los destacamentos zonales y especiales del mismo. La DIRCOTE logró detener sus acciones por tres o cuatro meses tras haber capturado a varios de sus miembros. Sin embargo, éstos fueron liberados por los jueces —a quienes se les llamaba «los pantalones mojados»—207 y se volvieron a reagrupar, pues no se aceptaron las cartas de sujeción como prueba fehaciente de comisión de delito (DIRCOTE 2003).

Pero no sólo la DIRCOTE logró avances estos años. En diciembre de 1983, la Jefatura de la PIP en Huaraz —a cargo del coronel Héctor Jhon Caro— detuvo a Antonio Díaz Martínez, alto mando del PCP-SL desde sus inicios y quien moriría como consecuencia de la represión al motín de El Frontón en 1986. Este hecho fue resaltado por el Ministro del Interior, quien declaró públicamente que, con la detención de Díaz Martínez, se lograba por primera vez capturar a una figura prominente del PCP-SL. La DIRCOTE impide posteriormente su fuga del penal El Sexto, en medio del motín de presos comunes de 1984.208

Cuando el general Reyes asume la dirección de la unidad en 1984, la DIRCOTE mantiene la misma organización del trabajo, que había dado ya muestras de algunos resultados de interés así como de desaciertos. Reyes asumiría temerosamente la misión encomendada. Como él mismo relata, llegó «asustado, temblando» pues «nunca había trabajado en una unidad de esa naturaleza».211 Por ello, la coordinación del trabajo quedó, en la práctica, en manos de oficiales experimentados, entre los que se encontraba Javier Palacios. Éste dirigiría la labor de los grupos operativos —los Delta— de la DIRCOTE desde que en 1985 logró su ascenso a comandante. Como resalta actualmente la DIRCOTE, Palacios «dio empuje a la labor operativa forjando entre los integrantes de los Deltas una nueva mística de trabajo y propugnando el conocimiento del enemigo como base para la lucha contra el terrorismo. Bajo su mando se formó una nueva generación de investigadores que luego, en los inicios de la década de los 90 culminarían con éxito la captura de los líderes terroristas de SL y del MRTA» (DIRCOTE 2002). En efecto, siguiendo con la tradición de los PIP de formar relevos capacitados para asegurar la continuidad del trabajo, Palacios tuvo entre sus alumnos destacados a miembros posteriormente conocidos en la historia pública de la DIRCOTE como Benedicto Jiménez y Marco Miyashiro.212

Por ser el único policía que había terminado el curso de comando en el Ejército, Palacios encargó a Jiménez organizar el primer grupo de rescate de la DIRCOTE. Posteriormente, pasaría a trabajar en uno de los deltas y se especializaría en el análisis de documentación. En ese entonces, él leía los documentos, los transcribía en hojas y redactaba los resúmenes. «Después conversábamos [...] Entonces yo lo leía [...] reunía a los comandantes [...] y ya venía la discusión interna por su punto de vista de todos».213 Efectivamente, la lógica del trabajo realizado por la DIRCOTE exigía fomentar un trabajo de tipo colectivo en que se enfatizase la discusión sobre los avances del PCP-SL para facilitar ir afinando las estrategias que se debían seguir o corrigiendo los errores detectados. A diferencia de la dinámica de funcionamiento más jerárquica de otras unidades policiales214 o de las Fuerzas Armadas, su método requería poder contar con un cierto margen de horizontalidad entre las personas que trabajaban juntas, donde lo importante a considerar o destacar, más que los rangos o jerarquías existentes, fuesen las habilidades o conocimientos adquiridos en la experiencia de trabajo. En términos ideales, en esta situación los jefes debían tener la disposición y darse un tiempo para aceptar sugerencias y críticas provenientes de los oficiales bajo su mando e incluso de sus subalternos.215 Esto buscaba no solamente asegurar un buen funcionamiento del trabajo en términos de eficiencia, sino también contar con un ambiente más humano en medio de las precariedades en que los policías de la unidad trabajarían a lo largo de los años. Conversaciones informales de este tipo, la organización de sesiones especiales de camaradería e idear algún tipo de sistema de incentivos para el personal —como los descansos temporales por reconocimiento en la labor o algún tipo de bonificación en momentos de crisis económica— permitían también descargar tensiones propias de largas jornadas de trabajo y frecuentes amanecidas, así como reafirmar una identidad colectiva y una mística de trabajo.  
[Tomo II, capítulo 1, Págs. 117, 118, 119  “Los primeros años de la Dirección Contra el Terrorismo”, IFCVR]

Desde su formación y por lo menos durante buena parte de la década de los ochenta, la historia de la unidad de la PIP especializada en lucha contra subversiva (DICOTE, DIPAS y luego DIRCOTE) estaba superada por una serie de precariedades y urgencias propias de la falta de una implementación logística y de un equipamiento adecuados para el cumplimiento de su trabajo. Si bien esto es bastante más palpable en un inicio, la situación se mantendrá con altibajos. Esto obligó a sus miembros, como veremos más adelante, a agenciarse e idear diversos mecanismos para auto gestionar fondos y donaciones.

Las condiciones de trabajo resultan especialmente precarias durante los primeros años. Reyes recuerda que, en 1984, cuando llega a la DIRCOTE, solamente tenían cuatro automóviles,
«…dos que caminaban con las justas y dos malogrados» y que «el gobierno de Belaunde [Terry] no nos dio ni medio».216 Por ese año y algunos más, la DIRCOTE no tenía «[...] más que 1, 2, 3 camionetas viejas; 2, 3 oficinas. [...] Cuando había apagón [...] a los detenidos los teníamos en unos cuartos con capuchas [no tenían calabozo],217 con números, con una relación en la puerta y teníamos que sacarlos uno por uno [...] y llevarlos como trencito por todo el corredor del piso. Así hemos vivido por muchos años en una azotea, en un gallinero que tenía la DIRCOTE».218

[...]

[Cuando] el Comando Conjunto aprobó la homologación de las remuneraciones del personal de las Fuerzas Policiales y las Fuerzas Armadas a partir del 1 de mayo de 1983 para evitar mayores problemas.219 [...] la DIRCOTE observará recién algunas mejoras e incentivos, logrados con esfuerzo y persuasión, asignados por el siguiente gobierno.220 Entre 1985 y 1986, el general Reyes logró que se equiparara, por el alto riesgo que se corría el trabajo, desempeñado en la DIRCOTE a los servicios policiales prestados en zonas de emergencia. Con ello consiguió una bonificación para el personal, pues se les empezó a pagar el equivalente al concepto de rancho que consideraban para el personal de zona de emergencia.221 Asimismo, la DIRCOTE fue consideraba como zona de emergencia para el ascenso, «o sea, tenía un puntaje especial».222 Si bien esto no solucionaba todos los problemas urgentes de la unidad, los incentivos permitieron aliviar en algo las necesidades del personal. Durante la gestión de Reyes se logró obtener también apoyo logístico para infraestructura, telecomunicaciones, mobiliario y máquinas de escribir (DIRCOTE 2003). Especialmente se percibirá desde la DIRCOTE un interés y un apoyo de parte de Mantilla —que fue varios años viceministro del Interior y luego ministro—, pues

[…] nos ha apoyado. No fue mucho, pero de una u otra forma la gente salía a trabajar. Él venía y les daba comida pues, les traía para que coman a las 2, 3, 4 de la mañana. Compró colchones. Ya por lo menos no dormíamos sobre la mesa [...] no teníamos baños, se hicieron baños ¿no? Como él vivía allí, como que entendía y comprendía la realidad. Además lo que nosotros producíamos realmente les daba dividendos políticos a ellos.223

198 Desco. Resumen Semanal, 1-7 de julio de 1983, p. 4.
199 Incumplimiento de normas y reglamentos internos, así como del respeto de las jerarquías
200 Entre octubre de 1982 y junio de 1985, se produjeron cuarenta y dos casos de agresión de miembros de la PIP a personal de la GC, así como treinta y ocho casos en los que guardias republicanos interfirieron el trabajo de la GC entre octubre de 1984 y junio de 1985 (Sí, 19 de diciembre de 1988: 24-25).
201 Desco. Resumen Semanal, 1-7 de julio de 1983.
202 En el atestado 10 de la DIRCOTE, muy largo, consignaron parte del análisis realizado sobre el PCP-SL (CVR. Entrevista. 20 de marzo de 2003. Coronel PIP (r) Palacios).
203 CVR. Entrevista. 23 de agosto de 2002, 4 de noviembre de 2002, 20 de marzo de 2003. Coronel PIP (r) Palacios.
204 CVR. Entrevista. 23 de agosto de 2002. Coronel PIP (r) Palacios.
205 Ibídem.
206 Ibídem.
207 CVR. Entrevista. 20 de marzo de 2003. Coronel PIP (r) Palacios.
208 CVR. Entrevista. 10 de diciembre de 2002. Teniente general PNP (r) Reyes. En efecto, el general Reyes Roca, segundo director de la DIRCOTE (enero de 1984 - junio de 1987), recibe como encargo directo de Pércovich evitar que Díaz Martínez escapara. Los agentes de la DIRCOTE lo detienen cuando pretendía escapar alegando ser rehén (CVR. Entrevista. 20 de marzo de 2003. Coronel PIP (r) Palacios).
209 Para un desarrollo más puntual sobre la problemática, véase el capítulo sobre Poder Judicial.
210 Véase más abajo «Fuerzas Policiales y el sistema de administración de justicia».
211 CVR. Entrevista. 10 de diciembre de 2002. Teniente general PNP (r) Reyes. Los oficiales al mando de unidades especializadas no siempre contaron con la formación, especialización o experiencia necesaria. Esto no se refiere solamente a Reyes, sino a varios de los generales que comandarán luego la DIRCOTE por poco tiempo. Básicamente, éstos dejarán que el trabajo en marcha continúe, asegurado por la permanencia de algunos oficiales de rango menor y subalternos experimentados como se relata enseguida en el texto principal. Reyes es un oficial reconocido que aprendió del trabajo de la unidad en los años que la comandó. Además, llegaría a ser director de la PIP (Policía Técnica). Otros, sin embargo, estarían escasamente uno o dos años en los cuales dicho aprendizaje no sería posible.
212 Oficiales que junto a Luis Valencia estuvieron al mando del grupo que capturaría a Abimael Guzmán en septiembre de 1992.
213 CVR. Entrevista. 23 de agosto de 2002. Coronel PIP (r) Palacios.
214 «¿Usted cree que en la Guardia Civil un teniente se puede sentar con un coronel? ¡Olvídese! Yo he estado en Pucallpa de segundo jefe [...] el alférez [GC] decía: “¡Qué diferentes son ustedes dos [primer jefe de la GC y el segundo de la PIP]!" ¿Usted cree que yo me podía sentar con un coronel de la Guardia Civil siendo teniente? Imagínese el subalterno... un subalterno pide audiencia y pasan semanas, meses y no lo atienden. Tienen otra concepción del jefe. Se encierran, muy militarizados, demasiado[...]».
215 CVR. Entrevista. 23 de agosto de 2002. Coronel PIP (r) Palacios.
216 CVR. Entrevista. 10 de diciembre de 2002. Teniente general PNP (r) Reyes.
217 La DIRCOTE no contó con calabozos propios hasta aproximadamente el año 1986, cuando la brigada criminal se mudó de local y pudieron utilizar los que dejó esta unidad. Hasta ese año, muchas veces tuvieron que recurrir a pedir prestado un calabozo de la división de robos (CVR. Entrevista. 20 de marzo de 2003. Coronel PIP (r) Palacios).
218 CVR. Entrevista. 4 de noviembre de 2002. Coronel PIP (r) Palacios.
219 Desco. Resumen Semanal, 218, 20-26 de mayo de 1983, p. 7.
220 En general, se percibe un mayor interés del nuevo gobierno por la situación de las FFPP. Como veremos luego, esto se basa en el interés inicial del Gobierno por emprender una reorganización de las ellas.
221 CVR. Entrevista. 10 de diciembre de 2002. Teniente general PNP (r) Reyes Roca.
222 Ibídem.
223 CVR. Entrevista. 4 de noviembre de 2002. Coronel PIP (r) Palacios.
[Tomo II, capítulo 1, página 120 “La DIRCOTE: las condiciones de trabajo y las mejoras obtenidas con el nuevo gobierno”, IFCVR]

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